top of page

El papel del área administrativa en el camino hacia la carbono neutralidad

  • Juan Sebastián Ramírez
  • 28 ago
  • 2 Min. de lectura

Hace poco, una empresa que buscaba reducir su huella de carbono se enfocó únicamente en cambiar sus luminarias por tecnología LED. Fue un buen paso, pero pasó por alto algo clave: su área administrativa seguía imprimiendo cientos de páginas al mes, comprando insumos sin criterios de sostenibilidad y sin medir el consumo real de energía o agua. El resultado: mucho esfuerzo, pero un impacto menor al esperado.


La realidad es que la carbono neutralidad no depende solo de grandes inversiones en infraestructura o tecnologías limpias. También se construye desde decisiones diarias que, aunque parecen pequeñas, tienen un peso enorme. Y ahí es donde el área administrativa puede marcar la diferencia.


Desde este corazón operativo se gestiona buena parte de la huella ambiental de una empresa. Digitalizar procesos, por ejemplo, reduce drásticamente el uso de papel y con él, el consumo de agua, energía y transporte asociados a su producción. Según datos de la WWF (World Wide Fund for Nature), producir una sola hoja de papel puede requerir hasta 10 litros de agua; ahora imaginemos el impacto de eliminar miles de ellas al año.


Las compras son otro frente crítico. Escoger proveedores locales acorta la cadena logística y disminuye las emisiones por transporte. Incluir criterios como materiales reciclados, empaques biodegradables o certificaciones ambientales transforma cada adquisición en una acción de impacto positivo. Un contrato bien negociado con estos criterios no solo es un acuerdo comercial: es una declaración de principios.


La capacidad del área administrativa de medir y centralizar información es un activo subestimado. Saber cuánta energía se consume, cuántos residuos se generan o cómo se comporta el gasto en transporte permite tomar decisiones estratégicas y mostrar avances claros hacia la meta de carbono neutralidad. Lo que no se mide, no se mejora; y en sostenibilidad, los datos son la brújula.


Incluso la movilidad del equipo entra en juego. Facilitar el teletrabajo, promover el uso de bicicleta o el transporte compartido reduce emisiones, mejora la salud de las personas y fomenta un sentido de comunidad más sostenible.


Pero más allá de la gestión de recursos, el área administrativa tiene algo aún más poderoso: la capacidad de influir en la cultura de la organización. Una campaña interna para reducir plásticos, un reto mensual para disminuir el consumo de energía o simplemente incorporar la sostenibilidad en las reuniones semanales, son semillas que, con el tiempo, cambian la forma de pensar y actuar de todo el equipo.


La carbono neutralidad no es un objetivo lejano reservado para las grandes corporaciones: es una meta alcanzable si se involucra a todas las áreas, empezando por una de las más estratégicas y, muchas veces, menos visibilizadas. El área administrativa no solo respalda la operación: puede ser el motor silencioso que impulse el cambio hacia un futuro más limpio, responsable y sostenible.


 
 
bottom of page